Amén. Animado por esta confianza, vengo a Ti, me refugio en Ti, yo pecador gimo delante de Ti. «Acuérdate, oh piadosísima -oh cariñosísima- Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido abandonado de ti». Animado por esta confianza, a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Bueno y recto es Jehová; Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir, que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia, y reclamando tu socorro, haya sido abandonado por tí. Acuérdate, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando tu auxilio, haya sido desamparado. ¡Oh Madre del Verbo!, no desatiendas mis súplicas, antes bien acógelas benignamente. Animado con esa confianza, a ti acudo, Madre, la más excelsa de las vírgenes; a ti vengo, a ti me acerco, yo, pecador contrito. El memorare Acuérdate, Oh piadosísima Virgen María!, que jamas se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu auxilio, haya sido abandonado por ti. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, oh Virgen Madre de las vírgenes! Jamás se ha oido decir, jamás se dirá. Animado con esta confianza, a ti también acudo, oh Madre, Virgen de las virgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a presentarme delante de ti. y reclamando tu auxilio. «Acuérdate, oh piadosísima -oh cariñosísima- Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido abandonado de ti». Animado por esta confianza, a ti también acudo, Oh Virgen, Madre de las Vírgenes! Acuérdate, ¡oh piadosísima, Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu auxilio … Oración a la Virgen María Acuérdate Acuérdate, ¡oh piadosísima, Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu auxilio haya sido abandonado de Ti. Animado con esta confianza, a Ti también yo acudo, y me atrevo a implorarte a pesar del peso de mis pecados. Jamás se ha oido decir, jamás se dirá. Yo, animado con esta con-fianza, a ti también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes. Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir, que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia, y reclamando tu socorro, haya sido abandonado por tí.